Sin embargo, la lenguas humanas cambian constantemente. Las palabras, con el uso, adquieren nuevos significados que no tenían antes y pierden algunos de los que venían teniendo. También van cambiando de forma por desgaste fonético o por mecanismos de derivación morfológica. Eso es algo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá siempre en cualquier lengua humana que se hable por una comunidad de hablantes, y que la norma escrita (por ejemplo, el Diccionario de la Real Academia Española, o similares para otras lenguas) no pueden recoger en tiempo real. En mi opinión, lo que realmente describe a una lengua no es la norma escrita, sino la norma hablada, es decir, lo que la mayoría de hablantes dicen en un momento dado.
Últimamente tuvimos un ejemplo muy conocido de purista de la lengua, con la publicación de varias ediciones de "El dardo en la palabra", de Fernando Lázaro Carreter. No obstante, como decía al principio, siempre ha habido puristas. Un ejemplo que se cita a menudo como una de las fuentes más importantes para el estudio del Latín vulgar es el llamado Appendix Probi. Se trata se un apéndice a unos escritos gramaticales redactados en el siglo III-IV de nuestra era por un monje llamado Probus. En este apéndice, se dan 227 indicaciones de lo que según el autor la gente dice mal en el Latín de la época y de cómo se debería decir. Por ejemplo:
- vetulus non veclus
- calida non calda
- viridis non virdis
- socrus non socra
- ...
Pero la línea que siempre me produce una mezcla de ternura y morbosa satisfacción es la de
auris non oricla
Ese es el destino de todos los puristas: al final el tiempo les pone en su sitio. Prácticamente todos los hablantes de Latín de la época en la que se redactó esta lista de 'errores' debían decir algo así como oricla, en vez de la correspondiente palabra del Latín clásico, auris. oricla es una evolución fonética de auricula, el diminutivo de auris (auris > auricula > auricla > oricla). Todas las lenguas romances actuales (en realidad, el Latin hablado de hoy en día) utilizan derivados de oricla: Esp. oreja, Cat. orella, Gall./Pt. orella/orelha, Fr. oreille, It. orecchio, Rom. ureche, etc.
Y es que, a pesar de los esfuerzos del pobre Probo por que la gente volviera al Latin "correcto" y dijera auris, todo el mundo siguió diciendo oricla...